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Reseña The Last of Us, capítulo 8:

intenso y perturbador

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Publicado: 06 de Marzo 2023

Tiempo de lectura: 5.5 minutos

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Ellie, personaje de la serie The Last of Us, apuntando con un arma
Captura: HBO Max

Hasta el episodio 7, la serie The Last of Us era una exquisita receta de repostería, con las cantidades justas de drama, misterio y acción. En el recién estrenado capítulo 8, Neil Druckmann y Craig Mazin aumentaron las dosis de ingredientes secundarios para darle sabor a este plato: más violencia, más sangre y un horripilante villano. ¿El resultado? ¡Un postre digno de estrellas Michelin!

Sí, pues en esta penúltima entrega de la primera temporada de The Last of Us, titulada Cuando estamos en necesidad (When we are in need), las cosas se tornaron sádicas e inquietantes; con unas interpretaciones de Pedro Pascal, y sobre todo Bella Ramsey, que sencillamente son un deleite al paladar. ¡El postre de esta semana vino bastante intenso!

La lucha por la sobrevivencia es durísima, eso lo sabemos. Pero tal vez lo más difícil de ello  es que en el mundo en el que Joel y Ellie viven, los infectados por Cordyceps no son lo más peligroso… sino que lo son los seres humanos, algunos literalmente hambrientos por vivir. Ahí es cuando entra David, el villano estelar del episodio que nos trae la cuota de brutalidad. ¿Y qué pasó, entonces? A continuación, desmenuzamos lo que fue este capítulo 8 de The Last of Us, el penúltimo de la temporada que pudimos disfrutar en el VOD de VTR.

Antes, te recordamos que puedes echarle un ojo a nuestras reseñas anteriores de los episodios 1×01, 1×02, 1×03, 1×04, 1×05 y 1×06 y 1×07 de The Last of Us, la serie de HBO del momento. 

Las aventuras de Ellie, la enfermera 

Hagamos memoria: en el episodio 6, veíamos cómo Joel era apuñalado por un saqueador en la Universidad del Este de Colorado. En el capítulo 7, fuimos testigos de los esfuerzos de Ellie por contener la herida de su compañero, dando pie a un flashback en donde conocemos la historia de ella y su amiga Riley (Storm Reid). En esta octava entrega, retomamos la crítica situación en la que Joel se encuentra y los intentos de la chica por contenerlos.

Logró cocer su herida, pero eso no es suficiente. Desprovistos de comida y medicinas, Ellie se tiene que echar la situación al hombro y hacerse cargo de la supervivencia de ambos, por lo que sale de la casa en la que se refugia con el moribundo Joel para conseguir provisiones. Obvio, con el rifle de caza en mano y más abrigada que hijo único ante el duro invierno que asola el lugar. ¡Si hasta podemos ver su cara enrojecida por el frío!

En medio de un bosque, nuestra intrépida Ellie detecta a un ciervo…. ¡comida a la vista! No duda en plantarle un balazo, pero a pesar de impactarle, el animal logra huir. Por supuesto que ella no se da por vencida, y corre tras el ciervo. Pero son dos hombres quienes lo encuentran primero.

Uno de ellos es una especie de sacerdote que lidera a un grupo de sobrevivientes, instalado a unos pocos kilómetros de allí. David es su nombre (Scott Shepherd), y es acompañado por James (Troy Baker) en la misión de conseguir comida para su comunidad. En apariencia, este sacerdote se ve bondadoso y misericordioso, razón por la que se ve dispuesto a ayudar a Ellie aun cuando ella le apunta con el rifle.

Llegan a un trato: ella les da la mitad del animal, a cambio de medicinas. Cuestión que se cumple, pues le facilitan penicilina con la que más tarde Ellie podrá dar un mejor tratamiento a un Joel que sigue fuera de combate. El capítulo mantiene la línea del anterior, con Bella Ramsey robándose toda la película (o serie, mejor dicho). Y todavía faltaba más.

Las aventuras de Joel, enfermo en recuperación

Ellie vuelve a “casa” y no tarda en inyectarle la penicilina a quien se supone debía protegerla. Mientras tanto, David y su acompañante regresan a su comunidad, con el ciervo como buena noticia. Pero los rumores entre esta pequeña población ya se extendieron: saben que los dos hombres tuvieron un encuentro con la chica que acompaña al tipo que asesinó a Alec. ¿Y quién es Alec? Pues el pobre desgraciado al que Joel mató en Colorado, luego de que este lo apuñalara. David les promete, entonces, darles caza.

Con cada aparición de este predicador, vamos sintiendo una sensación extraña. Y es que es evidente que David no es una blanca paloma, y que tiene intenciones oscuras. Matar a Joel es una de ellas.

Ellie se da cuenta de que viene un grupo de hombres armados, por lo que advierte a un Joel semiinconsciente de aquello, entregándole un cuchillo para que se defienda en caso de que lleguen a él. Mientras tanto, ella intenta distraerlos, pero la atrapan. David se la lleva a la comunidad, no sin antes ordenar a sus hombres que busquen a Joel y lo maten.

Aquí es cuando empieza la hermosa violencia. Al más puro estilo de una película de Tarantino, nuestro protagonista interpretado por Pedro Pascal se deshace de las amenazas, no sin antes sacarles información de dónde se llevaron a Ellie. Los apuñala, les entierra el cuchillo en las piernas, y en definitiva, los tortura. Nos encanta.

Obviamente, sigue en mal estado. Pero mezcla de penicilina, mezcla de adrenalina, Joel se prepara y sale en busca de su compañera. Tiene que salvarla, pues ella ya lo ha salvado mucho en el último tiempo. Pero como hemos visto en la serie, Ellie no es una delicada princesa que no pueda hacer nada…

Las desventuras de Ellie, la final girl en tierra de caníbales

Nuestra chica está cautiva. David le ofrece comida, pero ella ve una oreja cortada en el suelo. Ahí es cuando todo cobra sentido: David es un caníbal, y alimenta a su grupo de sobrevivientes con carne humana. Al ser increpado por Ellie, este hombre alega que fue un último recurso, pues de lo contrario todos morirían. ¡No deja de ser asqueroso!

David la engatusa para que se una a él. “Me siguen… y nos seguirán. Piensa en lo que podríamos hacer juntos”, le dice, acariciando su mano en el borde de la jaula en donde la mantiene presa. Aquí se deja entrever la tendencia pedófila de David, que quiere tener una especie de relación marital con Ellie. Pero esta chiquilla no tiene ni un pelo de tonta, y con la explosividad que la caracteriza, le rompe los dedos. ¡Auch!

David observando a Ellie a través de los barrotes de una jaula
Captura: HBO Max

David se va, pero vuelve con James. La sacan de la celda y la ponen boca arriba sobre una mesa para matarla con un machete, y quien sabe, cortarla en trocitos para luego comérsela. Todo muy Jeffrey Dahmer. 

Pero ella logra escapar, luego de haberles hecho creer que David estaba infectado. Corre e intenta esconderse en un salón principal. Ellie prende fuego a la habitación, mientras David da vueltas tratando de encontrarla. El juego del gato y el ratón ha comenzado.

Sin embargo, como sabemos, Ellie es una roedora muy valiente. De repente, se tira encima de David y logra hacerle daño, aunque este se rehace y le devuelve la gentileza con tremendas patadas en el vientre. Todo parece perdido para la chica, hasta que llega ese momento glorioso en el que, como una final girl de una película slasher ochentera, mata a David.

No, no lo mata, más bien lo destroza con cantidades infinitas de cuchillazos, con la sangre salpicando por todas partes mientras de fondo vemos el fuego extendiéndose. Una actuación magistral de Bella Ramsey, que nos transmite toda la desesperación, locura y rabia de Ellie. ¿Lo mejor de todo? La escena es calcada al videojuego de Naughty Dog.

Después de mandar a David al patio de los callados, sale al exterior, siendo recibida no solo por el aire helado, sino también por Joel, quien justo la encuentra. La abraza con fuerza y, en un momento que te estruja el corazón, le dice “Está bien, pequeña, te tengo”, poniéndole su chaqueta alrededor. Ahí termina el capítulo, dándonos un cierre que no podía ser mejor. Lloramos, nos emocionamos, y disfrutamos con este capítulo, que nos recuerda que los humanos son mucho más peligrosos que los monstruos.

Joel sosteniendo a Ellie y observándola con preocupación
Captura: HBO Max